Llevamos dos temblores en menos de veinticuatro horas. A la una de la mañana estaba con mi roomie haciendo gluten free paleo scones y de repente se escucharon gritos abajo y la lámpara de la cocina se empezó a mover como péndulo en marea alta. Nos morimos de la risa y dormimos juntas. Hoy me desperté a escribir y en el momento que llegó compañía, la lámpara volvió a hacer su baile y los de las oficinas de enfrente se fueron como partículas a pegarse a las paredes. Nos reímos las dos, por nervio o miedo y seguimos con nuestro día. Los temblores dan tanta risa o tanto pavor como la compañía con la que los vives. Mi primer temblor fue en septiembre también. Hace dos años estaba contemplando la vida en la tina de un hotel, todavía no vivía en México y sabía que mi vida estaba apunto de cambiar. Tal vez la naturaleza avisa qué es lo que viene para nosotros también. Tal vez sí se nos mueve el piso, la tierra y los cimientos a la par.
Está temblando en México y está temblando en mí. Pero ya conozco este camino, se mueven todas las piezas, de repente todo está en el aire y no sabes cuáles se irán y cuáles se quedan. Te vez obligado a enraizarte en lo que indiscutiblemente te hace bien. Las prácticas de escritura, de meditación, de ir a respirar a la naturaleza, de buscar un oido de confianza, de buscar guía, en la religión, en un maestro, en una filosofía de vida que de paz. Los movimientos bruscos nos llevan a buscar contraste, a agarrarnos de algo y a desarrollar carácter. Un carácter que eventualmente haga que los terremotos de vida nos muevan la vida pero no el espíritu, no la fé y no la paz. Que esta confianza en nosotros mismos dentro de las transiciones sea parte de nuestra columna vertebral. A veces se nos sacude todo para que aterricemos en un lugar más acertado.
A veces la realidad pica y lo sabes. ¿Cómo un sweater que escogiste con tanto amor, de la nada, deja de cubrir, calentar y confortar? Y empieza a picar.
Así pasa, con los espacios, con las realidades y con los trabajos. También, sorpresa, con los propósitos de vida. De repente pican, incomodan, te empujan, se terminan. Ayer empecé mi certificación de coaching. Desde hace años es algo que he hecho con diferentes temáticas; la comida, la escritura, relaciones y diferentes cosas que la comunidad de los cursos pone sobre la mesa y nos invertimos en resolver, transformar o sobre crear. Estaba buscando cómo profundizar y expander mi educación este año. He tomado clases de todo pero sentía que tocaba volverme a ‘‘graduar’’ de algo.
En la introducción a la certificación Sahara Rose habla de cómo el DHARMA
de cada quien puede cambiar y evolucionar con el tiempo.
Tu propósito de vida no es definitivo, ni estático. Así como cambias tú, tu experiencia acumulada, tus aprendizajes, tus tomas de consciencia, las versiones de ti que se quedan atrás como víbora
Si estás en una temporada en la que tu trabajo no se siente tan alineado, emocionante o importante como al principio, respira. Respira, es normal. Y aunque no fuera normal, con que esté siendo parte de tu experiencia, vale la pena pausar a ver la verdad, reconocerla y moverse con esa información. Cuando se acaba la energía para un trabajo, proyecto o un estilo de vida, agradece que viviste esa etapa y sin miedo empieza a darla por concluida. Es momento de preguntar a qué podrías dirigir tu energía ahora, qué te está llamando la atención y la curiosidad. Si ya te graduaste de la experiencia que estabas viviendo, qué sigue?.
Somos seres cíclicos y que la vida nos obligue a cambiar es un regalo para vivir otra vida dentro de esta. Para experimentarte diferente, para expander tus habilidades, para estar cómodo en situaciones donde antes te hubiera dado pavor presentarte. Somos plastilina y nuestro propósito también.
Ábrete al cambio de camino y a caminar uno más acertado. Nunca te acostumbres a estar insatisfecha, desmotivada, letárgica o casi nihilista. Nos acostumbramos a lo que frecuentamos. Y si estás frecuentando algo a lo que no quieres acostumbrarte a largo plazo, es hora de moverte de ahí. Como si estuvieras en la universidad apunto de graduarte y apenas vas a decidir qué hacer. De esos vértigos y empujones tenemos miles. Tal vez toca un salto nuevo, un trabajo nuevo, un propósito nuevo, una vida nueva. Y no solo está bien, va a estar mejor.
Me encontré este escrito de esa fecha en ese hotel, de ese cambio de vida. No es sorpresa que aplique para ahora también.
He tenido miedo y he tenido fé He tenido miedo y he escogido entender sobre juzgar He escogido perdonar sobre resentir He escogido confiar sobre dudar He escogido escoger porque el miedo es automático, natural, inevitable Pero no es la manera Definitivamente no es la única manera de vivir Y menos, la ideal Vivir con fé y decidir escoger no es vivir sin miedo Es vivir a pesar de Y más lejos de ello Y habrán etapas donde la vida se ponga complicada y decidir hará que nos tiemblen las piernas Pero elegir desde el ''así quiero ser'' en vez de ''así he sido y así soy'' pone palabras nuevas donde antes decía ''miedo'' Y una palabra nueva Es una vida nueva Sin miedo Con elección Una vida nueva Un sustantivo a la vez -Marguga
Tus palabras las amo mucho.
Comencé este nuevo habito de imprimir cartas tuyas, las tengo en mi buró , donde las releo ya sea por la mañana o por la noche.Pasan semanas y la sustituyo por otra. Me impregnan, me motivan, me dan pa arriba. Tu influencia en mi vida ha sido un regalo. Gracias Marguguita de mi Corazón.
Definitivamente, hoy elijo vivir con fé, tomar ese leap of faith de que este espacio me queda apretado, me incomoda y sí... me da miedo, pero gracias a esta carta y a tus palabras que encontraste de ese día ahora puedo decir que elijo la fé a pesar del miedo y con más elección