Acabo de caer en cuenta de que me mudo ya. Me mudo en cuatro días.
Adiós.
Al sofá, que era la única parte la casa que se sentía como casa. Adiós a luz tenue, que camuflajeaba en cuánta oscuridad estaba viviendo. Adiós al cuarto oscuro, en el que me perdí la luz de todos los amaneceres y me incorporaba a la vida tarde. Adiós a la mesa de comer y trabajar…