Bajando ideas en el aire
El paso del tiempo, las lecciones que deja, las preguntas que levanta y celibacia de cuerpo y corazón.
La mayoría de mis documentos empiezan con ‘‘Life has been interesting… to say the least’’. Seguidos por un desarrollo de todo lo que ha estado pasado alrededor de la fecha en la que me siento a escribirlos. Documentos mensuales, mi twitter de ideas, el mail esporádico y las miles de notas en mi celular que mantienen recuento de dónde está mi cabeza. Que si no lo escribo, no me entero.
Escribir no sólo me ha salvado la vida, me la ha devuelto. Varias veces.
Esta carta ha tardado en salir porque la vida ha estado interesante… por decir poco. Estoy en un avión a Canada. El viaje que ha estado rondando mi cabeza, manteniéndome a flote y con la mirada a por encima de mis circunstancias. Las cosas han estado bien, pero me he llevado emocional y mentalmente a nuevas profundidades. Y uno nunca sabe lo que hay en el fondo del mar. Ni cuando se trata de sus propias aguas. Hay un sentir bajo los pies, ahí hay algo. Pero ponerse el tanque para bajar es otra intención y otra historia.
A veces uno está tan adentro de su propia historia que se le olvida salirse de su personaje y ver el panorama completo. Sobre todo al vivir de plot twist en plot twist. Un cambio tras otro y cuando estás apunto de adaptarte, se te cambió el capítulo y el lugar de escena.
Voy a la nieve. Siempre he sido más feliz con la nariz roja y la cara helada que con el ceño fruncido y limpiándome las gotas de calor en la frente. El frío se modera con capas, siempre puedes ponerte otra y cambiar las telas. En el calor no hay más que quitarse, sólo existe escapar a refugiarse o rendirse a derretirte. Estar cómodo en cualquiera de los dos, hasta el punto de disfrutarlos, es un privilegio.
Amar el calor por que te recuerda a la playa, amar el frío porque te recuerda a algo cozy, son suertes que deben de pasar siempre reconocidas.
He estado muy presente últimamente. Más que mérito meditativo, empezó miedo a dejar de vivirlo. Como si al estar viviendo y disfrutando algo, también siento cómo se desintegra entre mis manos. He estado pensando tanto el paso y el peso del tiempo que se me escapa el tema de la boca en momentos donde hay otros temas en la mesa. ¿A ti cómo se te está pasando el tiempo? ¿se te escapa? ¿te preocupa? ¿lo disfrutas?.
Quizá alguien tenga una respuesta que pueda mejorar la mía. Una que me dé más claridad de cómo se va a pasar el futuro. Porque mi curiosidad del tiempo está en esa parte de él. No por lo que va a pasar, si no por cómo se me va a pasar y dónde voy a estar. Estos se sienten como los años críticos. Quisiera insertar que a cualquier edad puedes tomar cualquier decisión y cambiar de rumbo. Y aunque eso es cierto, también hay decisiones que nos mandan en caminos. Y al querer cambiarlas, toman su pedazo de tiempo para dejarnos salirse de una para llegar a la otra. Al sumar compromisos personales, el tiempo que sigue los incluye en las siguientes decisiones. Dedicarle tiempo a aprender de cualquier tema, también hace una incisión en nuestra linea y cómo la recorremos.
Lo único que sé del tiempo es cómo se me ha pasado de rápido y tengo el sentimiento de que estamos donde tenemos que estar, con quien tenemos que estar y nos quedamos o vamos en el momento perfecto. Aunque se siente demasiado pronto. Cosa que siempre, sólo se entiende después y a esto nos juega el tiempo, a cosechar confianza y fortalecer la fé. Juego lindo y cruel.
Las lecciones recientes han llegado como balazos. Alguien me dijo hace poco que soy una película de acción. Y aunque prefiero sentirme un poema, me parezco más a la primera comparativa. Es más divertido. Los balazos pegan pero no matan y son una manera de la vida de tronarte los dedos y mandarte en una nueva dirección. Hacer caso omiso podría terminar contigo en el piso. Muerte al espíritu es lo que pasa al esquivar las balas de la intuición y creer que la mente racional y el ego son dirección y protección.
Hice un catchup conmigo misma. Escribí once datos nuevos. Sentí que me cambiaron las placas tectónicas y lo notaba justo en el momento de actuar desde ahí. Algunas son privadas, otras divertidas, otras para ser compartidas:
1- Amo el formato largo. En proceso y resultado. Como proyecto final y cómo proceso creativo interno. Crear para ti y tomarte tu tiempo es totalmente diferente incentivo a crear para un algoritmo que pide por lo menos un snack cada tres horas. Es como querer aprender a cocinar casero y pasártela usando salsas pre hechas y calentando todo en el microondas. Que salga rápido, que sepa bien. Dando probadas pero privándonos de desarrollar el skill entero, con columna vertebral que luego se podría mover en la dirección que quiera.
Descubrí que tengo una pasión por editar videos y que siempre puedo seguir retando a mi lado cavernícola a jugar con la tecnología.
¿Cuántas veces nos privamos de algo antes de darnos la oportunidad de acercarnos y tratar por lo menos cinco minutos? A veces eso tarda probar ideas incorrectas, incorrectas.
Y de hecho, maldito algoritmo que siempre manipula para que juguemos a su ritmo. He notado el efecto de no hacerlo y he decidido ignorarlo. Hay suficientes cosas entre manos para tomar una que no vale la pena sostener.
2- Descubrí cuánto realmente puedes re calibrar tu mente y tu día cuando las cosas van raras y algo se siente como que no sienta bien. Usando las afirmaciones de Afirma tu vida creativa y si era necesario, adaptando nuevas dependiendo de la situación. Tuve mucha suerte suerte este viaje y también mucha claridad de dónde y cómo me sentiría más suertuda. La respuestas a mis preguntas me sorprendieron y ahora sólo toca rendirme a las respuestas. Por respeto al concepto del tiempo también. En contraste a la externa, creo que la presión intrínseca es emocionante. Escucharte, saberte y cumplirte. Pocas maneras más directas de sentir placer por ser tu mismo.
3- El amor propio no tiene que ser este concepto suave, cursi y del que podemos llegar a hartarnos cuando estamos en un humor neutral o pesado. Si te prende algo el reto interno, eso también es parte de amarte, cuidarte, respetarte. Y si en el pasado he sonado demasiado algo dentro de estos temas, abramos una nueva conversación. Donde te dejo claro que a mi el odio es lo que me enseñó el amor. La tristeza me enseñó del valor de tener el espíritu vivo y sentir vacío me mandó a buscar lo que me llena.