Bienvenido 2025,
Te esperábamos con ansias y con mucha emoción. Se nota que vienes cargado de una energía nueva y desconocida. Para bien. Tampoco eres promesa en vano. Tus beneficios vienen, en gran parte, de lo que la vida nos obligó a aprender y a soltar el año pasado. Esta vea, la promesa es en equipo, tú traes la novedad, nosotros traemos el compromiso. Y está por cumplirse.
Este es el año del compromiso y la devoción. De entregarse por completo en acción a lo que amamos con palabra y pensamiento. De comprometerse de lleno a tener una base que nos cuide, nos sostenga, nos nutra y nos proteja. A discernir con más exactitud qué personas tener cerca y a cuales mejor no acercarse.
Prometes también ser el cierre de ciclo de proyectos que llevan años en proceso, en duda, en ajuste. Prometes sobre todo, no prometer sin cumplir. Y eso es de lo que más te agradezco. Tener las expectativas balanceadas y saber cuáles mejor no proyectar, en qué y en quién, mejor no confiar. Y que lo único que hay que hacer es convertirse uno mismo en alguien que nos dé paz ser y que podemos recargarnos y confiar que siempre volveremos a nuestro andar. Y a nuestro ritmo. Por convicción propia, por stamina personal.
Este es el año de ahorrar energía de las fugas usuales. De cerrar esas puertas por saber bien para qué cosas, proyectos, transformaciones y acciones necesitamos tenerla disponible y bien dirigida. También de recordar que la espiritualidad es algo íntimo y personal, nadie lo tiene que ver, uno lo tiene que sentir y saber. Y con eso basta.
Siento que vienes también a recordarnos de hacer siempre la opción del ‘‘ojalá’’. De cuando deseamos ‘‘ojalá ir a un lado’’ ‘‘ojalá hacer tal cosa’’ ‘‘ojalá se dé’’ y de dejar de empujar a un plano lejano la opción que más queremos cerca.

Es el año de recuperarnos rápido cuando las cosas no salen bien, cuando nos salimos del curso, cuando nos arrepentimos de algo. De corregir sin berrinche y con gracia. De no usar la incomodidad emocional como excusa para no procrastinar las cosas importantes. Sabiendo que las emociones mañana no lo serán. Y que las cosas importantes nunca dejan de serlo y mientras más las mantengamos independientemente de lo que esté pasando, más terminamos por agradecernos.
Este año, a decidir sin prisa y sin presión. A decir con facilidad cuando sí y cuando no. Y saber no meternos a lugares de los que pronto nos tendríamos que salir porque amenazan nuestro existir. Este año, todo desde el amor y con claridad, mejor comunicación para evitar crear nudos que después tendríamos que desenredar.

Cuidar el cuerpo desde la emoción de vivir con más energía disponible para hacer y experimentar todo lo que nos llame y nos necesite enteros y presentes. Saber aburrirnos y entretenernos de maneras que no incluyan escapes fáciles y baratos que terminan por mordernos más de lo que nos nutrieron.
2025, te prometo visitar constantemente y regresar siempre al espacio donde tengo claridad, donde conozco mi ambición y donde se afina la visión. Te prometo también, ni siquiera intentar ser perfecta, ni intentar ser solo paz, ni intentar ser ejemplo para alguien más. Te prometo ser yo, con todo lo que soy y disfrutarlo. Te prometo crear sin juzgarlo y seguir siendo estudiante siempre. Enséñanos con amor, por las buenas y permítenos aprender así, antes de necesitar las malas. Sé liviano, sé olas de sorpresas, sé risas, sé promesa completa.
Feliz año nuevo, los quiero mucho. Por un año más de leernos, de compartirnos y de escribir juntas cada mes.
MUAAAAAAA!
-Marguga
Gracias por usar tus palabras para hacer más sencillas las cosas 🫰🏼 ¡abrazo fuerte!
Que bello lo que escribiste, muchas gracias por esta carta, yo realmente siento que año pasado crecí muchísimo y ahora me siento diferente, agradecida a mi yo del pasado por permitirse cambiar, crecer y evolucionar ❤️