Lo difícil de nuestra naturaleza es aprender a aceptarla. Abrazarla por completo hasta que se vuelva parte de tus huesos y la manera en la que los caminas por la vida. Integrar tu naturaleza por fuera, me imagino, es un sinónimo visual de lo que describimos como autenticidad.
No hay esfuerzo más tonto y peor dirigido que querer cambiar, esconder o negar tu naturaleza. Será ese el reto mayor y el juego que propone la vida; Mejora, transfórmate, cambia… pero no tanto. No tanto, no del todo, no remodeles al grado que ya no se vean los cimientos de la casa y el aire no fluya igual entre los espacios y ventanas.
¿Hasta qué punto podemos gozar del juego y del placer de la transformación? y ¿hasta que punto nos toca aceptar lo que somos en esencia y naturaleza?
Por veinte años de mi vida creí que podría cambiar cosas de mi que después me enteré que eran rasgos del ADHD (deficit de atención con hiperactividad) osea, son parte de como funciona mi cerebro, del modelo de motor que me tocó. Y así como nunca sacrificaría lo bueno de mi cerebro, tampoco ya me interesa forzarla a cambiar ‘‘lo malo’’.
Creo que este 2024 viene poderoso. Poderoso en la manera en la que lo vamos a manejar, poderoso en cómo implementamos toda la información valiosa que tenemos sobre cómo cuidarnos mejor y todo lo que podemos hacer para elevar nuestra calidad de vida.
He estado pensando muchísimo en el cuerpo, la cara y la piel y como en esta vida nos toca literalmente UNA de cada una. Mientras antes nos hacemos amigos de esta realidad, antes empezamos a cuidarla con consciencia y mejorar nuestra relación a estas cosas siempre presentes.
Y creo que la naturaleza es eso, una energía y una esencia siempre presente. Este es el año poderoso de esforzarnos en algunas cosas y soltar el control por completo en otras. De rendirnos a la lucha contra uno mismo, de renunciar a los juicios duros que lastiman y de por fin sacar del cuarto mental las voces que hace daño escuchar.
(Para eso, la escritura y el trabajo del diálogo interno.)
Yo en lo personal, me rendí y respiré mucho más profundo. Me rendí a juzgar mis cicatrices y a juzgar lo que lleva años probándome que es parte de mi estructura y ahí se va a quedar.
Estoy leyendo HUNGER de Roxane Gay y menciona constantemente como gustarte en un mundo que espera que te odies, es una rebelión. Y me fascina esa idea. Lo hemos visto en todos los cursos del último año: Hay un placer enorme en reclamar el espacio íntimo de tu experiencia en esta vida. Nadie se puede meter entre tú y la relación que tienes con tu cuerpo, con tu personalidad, con tus talentos y con cómo te percibes y te permites en general. Cultivar calidad y bienestar en estas areas es el de los mejores regalos que nos podemos dar.
El verdadero lujo es que te guste ser quien eres, que sientas orgullo por el proceso que haces para que así sea. Que estés en paz con tus intenciones y emocionado con la vida que llevas. Lujo es que al respirar profundo tu mente se vaya a un buen lugar y te permitas descansar.