A mi cuerpo ya no le gusta el café.
Plot twist.
El mes de febrero fue sobre escuchar al sistema nervioso y hacer cambios (no fáciles) para calmarlo. ¿Estamos en un agotamiento colectivo o sólo fui yo?. Ahora entiendo por qué se hablaba tanto del sistema nervioso y todos los pros de cuidar algo que no vemos, pero sentimos a diario.
La buena noticia es que vamos de salida y de subida. Las cosas empiezan a aclararse y el camino empieza a revelarse. Paz en la incertidumbre. Siempre un regalo caído del cielo. Porque esa paz llega cuando nos conectamos a nuestra espiritualidad, nuestra guía y aceptamos la vulnerabilidad de no saber qué sigue. Y aveces, ni siquiera saber qué queremos que siga. Ahí da más miedo.
De los 26-ish para abajo, es normal vivir cambios constantes. No los marcas tú sola, los marca la vida. Graduarte de diferentes etapas escolares, tener tu primer trabajo, tener tal vez tu primera relación seria. Después parece que los cambios son menos, casarte, embarazarte y milestones más grandes porque son de los que te cambian el rumbo de vida para siempre.
Pero parece que con la edad intentamos tener cierta estabilidad externa. Ser ya el que cabe en su propia caja, bajo su propia imagen. Seguir creciendo en el mismo camino, escalar en la misma carrera, mantener una identidad de personalidad y de posibles o imposibles comportamientos. Como si con la edad intentáramos cimentarnos dentro de lo que ya creemos que somos.
Somos cíclicos y cambiantes antes que nada. Cumplir más años no es cortar más procesos. Vivir menos cambios. Seguimos en transición siempre. Si no es externa, es espiritual, si no es espiritual, es una nueva sed de reto, de cambio físico, de sentir que tenemos que expandir nuestra vida un poco más o cambiar la dirección por completo.
Algunos le llaman crisis. Crisis de identidad, crisis de vida. Pero ¿qué si estas crisis son más bien etapas de creación?. ¿Qué si esa incomodidad está diseñada en nuestra naturaleza para empujarnos a sacudir lo que ya no pega?. Lo que ya terminamos de ser.
Yo creo que no hay edad que se salve de la necesidad de cambio. A veces un ajuste de entorno, a veces un expandir de espacios para ser otras partes de nosotros. Siempre, una sed de algo nuevo o eventualmente algo más profundo.
Nombrar a las crisis por lo que son; una confusión incómoda que nos invita a buscar claridad de qué sigue para nosotros. Nombrar al estado necesario para transitarlas; apertura, vulnerabilidad, emoción por aterrizar en una vida más tuya. Saber sostener la incertidumbre y encontrar qué te da confianza mientras dura la transición y no sabes cómo sellará.
Estos primeros días de marzo han estado llenos de micro magias y sincronicidades. Ayer me quedé 10 minutos más en el gym para hacer escaleras y se acercó alguien a decirme que escuchaba Coffuelled Podcast y que estaba empezando a practicar la idea de ser ‘‘Ser más por fuera como eres por dentro’’. Fue un micro encuentro que me dejó pensando en la pregunta que me hizo ‘‘¿Y eso cómo se hace?’’.
La respuesta es larga, la respuesta es una serie de momentos de introspección, de sesiones con uno mismo y de mucha terapia de exposición. Nada explota cuando eres tú, lo único que se cae es lo que ya no iría contigo. Suena cliché pero te sonará real si ya lo bajaste a la práctica.
El proceso de creación del futuro incluye como consecuencia la destrucción o disolución del presente. Se te va desmoronando el suelo bajo tus pies. Te da vértigo. Y toca moverse más rápido para volver a pisar suelo con uno de tus pies.
Puedes morir de miedo, pero también vivir por la emoción de ver qué sigue y cómo te experimentarás en la vida que viene. Cada cambio drástico externo nos transforma por igual en el interior. Hacer pausas para conocer cómo has ido cambiando y qué fue lo que creo estos cambios en ti, es una manera de honrar tus proceso y ver (o crear la realidad) de cómo eres una serie de cambios intencionales, de esfuerzos constantes, de confianza trabajada.
Este mes es de soltar culpas y crear realidades, ya estamos grandes como para estar armando una vida desde el miedo, la inseguridad, cuidando el ‘‘qué dirán’’. Construir una vida nueva requiere incisiones de pausa, reflexión, estrategia y elección. Y para eso, habrá que hacer tiempo y espacio. Ahora los cambios constantes, habrá que crearlos nosotros. Conscientemente.
Estoy volviendo a leer The Artist’s Way. Lei este libro por primera vez hace 11 años, lo retomé hace 6, hace 3 y ahora este mes. Hizo mucho más que inspirarme a crear. Este libro está lleno de ejercicios, de preguntas, de retos y de reflexiones. En la sesión de escritura de marzo: Marzo Creativo les recomendé que si iban enserio con su creatividad o querían explotar su vida actual, lo leyeran conmigo y pudiéramos comentarlo al cierre de mes.
Si estás en etapa de transición o con la emergencia interna de honrar tu creatividad, te lo recomiendo ahora a ti.
Que vivas marzo con más claridad que confusión y más curiosidad que miedo. Este año veo a muchas personas soltando máscaras y aprendiendo a sostenerse con una columna fuerte en lo que son. Me encanta esta energía. Por más de esto, de respirar profundo y exhalar en paz y de vivir por fuera como somos por dentro. A nadie le debes la mentira y a ti sí te debes tu verdad. A despegar.
-Marguga
Me encanta ! Resuena mucho con algo que lei hace no mucho (como pude traducirlo) :
"La doble cara de la crisis se hace evidente: riesgo y oportunidad, riesgo de regresión, oportunidad de progresión. Esto se debe a que la crisis genera necesariamente desorganización y reorganización, una a través de la otra; Toda desorganización creciente conlleva en realidad un riesgo de muerte, pero también la posibilidad de una nueva reorganización, de creación, de superación. Como dijo Marc Luhan, “breakdown is a potentiel breakthrough" " - Edgar Morin (1976) "Pour une crisologie"