Hemingway dice que nunca escribas de un lugar hasta que te vayas de ahí. Las ideas, los lugares y lo que vivimos en ellos, se marinan con el tiempo. La nostalgia y lo que deja placer a largo plazo será el ingrediente secreto para que valga más la memoria cuando se prolonga el tiempo de la historia.
Estoy en Nueva York. Con la ciudades, como con la ropa, he sido una repetidora crónica. Yo sé que el mundo es grande y hay mucho que conocer, pero hay lugares de los que te enamoras a la primera y vale la pena desarrollar una relación estable. Además las ciudades no son celosas, nos permiten ir y venir y seguir conociendo.
Tuve la suerte de llegar a Nueva York siempre en buenos brazos. A veces me dieron la mano y me llevaron a lugares que se convirtieron mis favoritos. Otras me dieron techo, comida casera y la experiencia de ser local. Otras, alguna local me abrió las puertas de su casa (a precio de renta) y viví por días o meses en diferentes areas, haciendo diferente tipo de vida.