Un espresso, un americano y un latte
Tiempos perfecto y creatividad imperfecta y otras cosas más
Te escribo escuchando esta playlist de jazz dramático porque de ese humor estoy. Estoy acostada en mi silla favorita en mi casa. En la sesión de escritura de recalcular, tenemos un ejercicio para descubrir cuáles son tus prioridades (las reales basadas en qué estás haciendo, no qué piensas que estás haciendo). Puedes descubrirlas escribiendo a dónde se está yendo tu tiempo, tu energía (atención) y tu dinero. A veces nos pesa gastar/invertir en ciertas cosas y para otras, es fácil, facilísimo pasar la tarjeta sin pensar dos segundos. Esto nos dice lo que valoramos y disfrutamos y con lo que es importante para nosotros vivir.
Por primera vez, una de mis prioridades es mi casa y mis cosas. Se siente bien darnos cuenta cuando un cambio de asienta. Pero esto no fue de golpe. venía queriendo (o diciendo que quería esto) un buen rato. Creo que todo tiene su tiempo, nosotros podemos proponer, pero el universo tiene una agenda en la que eso se va a establecer.
‘‘Divine timing’’. El concepto de que las cosas pasan en tiempo divino. Justo cuando tienen que pasar, no un minuto antes, no un minuto después.
¿Y si nos moviéramos con el conocimiento de que es inevitable que lo que estamos abriéndonos a recibir llegue? Con calma, sin prisa, disfrutando lo que hoy hay, sabiendo que va a cambiar.
Amo mi casa. Amo tener a donde llegar y tirar mis maletas completamente abiertas. Me estoy dando cuenta que sí, nos expandemos al tamaño del espacio que nos contiene, antes viajaba con un jabón y un shampoo y ahora que tengo mi baño tengo ochenta productos que amo y me divierten y me hacen sentir cuidada. Y no se trata de cosas materiales/productos, si no de tener espacio para opciones, para más bienestar. Mi cocina está llena de botes de vidrio de tés herbales. Tomo el té de manera específica a cómo me siento o qué necesito. Hay espacio para todo, ya no vivo en una maleta. Cuando sí vivía en maletas y hoteles, me sentía expandida de otras maneras. Mi rutina era soñar. Ningún cuarto se sentía mío y las ciudades enteras se sentían mis patios personales. El retiro tenía mil esquinas marcadas con mis pies, para siempre volver. Es importante buscarnos en espacios grandes, donde haya distancia para visualizar y espacios pequeños e íntimos donde haya espacio para integrar y planear lo que vimos en espacios grandes. Soñé mucho hacia afuera, otra aventura, otras personas, más cafés, más historias.
Ahora toca, como base, no como definición, que nos sentemos en mi casa y nos tomemos tres cafés:
El espresso:
TE CONVIERTES EN LO QUE CONSUMES.
Somos seres influenciables. Normalizamos lo que vemos a nuestro alrededor. Aun cuando no sería nuestra elección intencional. Si siempre está cerca, siempre está disponible. Consume en lo que te quieras convertir.
El poder que tenemos al escoger conscientemente de qué llenamos nuestra mente a través de lo que vemos, leemos, escuchamos y la gente con la que convivimos, es enorme. Por eso la solitud en silencio da juego a la sabiduría, por que nos manda a un lugar al que es complicado llegar cuando estamos saturados de personas, compromisos e información. También, aislarnos sanamente nos permite escoger de qué nos rodeamos. Libros, podcasts, clases, cursos, videos en youtube. La energía que quieras en tu vida, está disponible a través de tantos recursos.
Está muerto en cuerpo y muy vivo en mi vida. Anthony Bourdain sigue siendo una influencia enorme en cómo veo temas de carrera profesional/personal y creativa. Hacía tantas cosas bien. Estoy leyendo su biografía y solo con convivir con la idea de él, me doy cuenta qué energía me inyecta, cómo afecta la manera en la que veo la vida, la cocina, las conexiones y la comida.
Consumamos cosas con cualidades que queremos que formen parte de nosotros. Invitemos lo que queremos que se quede a acompañarnos.
El americano:
NO HAY PRISA PARA HACER LO QUE AMAS. TAMPOCO HAY TIEMPO QUE PERDER.
Cuando quieres algo con todo tu corazón y sabes en tus huesos que tenerlo se sentiría tan alineado contigo, es fácil perder el piso actual por querer estar allá. Es fácil mentirte que la vida va a valer la pena hasta que estés, hasta que hagas, hasta que seas, hasta que generes, hasta que te reconozcan de cierta manera. O hasta que por fin te dediques al trabajo de tus sueños y vivas de la manera que visualizas en el futuro.
Los planes y los sueños se construyen con micro decisiones, con pasos constantes a través de los años. No es sólo el día que por fin lo consigues, es también el proceso en el que te conviertes la persona que lo puede tener, mantener y multiplicar. En todas las areas.
Estés donde estés, enfócate en hacer cosas, ganar conocimiento o prepararte de alguna manera para estar donde quieres estar. No vale la pena
Siempre sentí prisa por volver a Nueva York y muchas veces desbalancé mi vida por hacerlo. Nada me importaba cuando estaba allá porque era la única vida que se sentía real. Hasta que empecé a tener un día a día basado en el proceso de sanación que empecé hace más de nueve años. Me siento bien y ahora reconozco que sí hay prisa de empezar el proceso que te mueve en la dirección, más no hay prisa en hacer LA cosa. La cosa vendrá y cuando venga, estarás y estará todo en orden para que se quede.
Me nace compartir el siguiente ejemplo: muchas veces pensé que no subía contenido de cocina/recetas porque no tenía mi cocina perfecta, mis platos y un horno. Hoy me di cuenta de que llevo más de un mes en este departamento, cocino casi diario ahora y vuelto a hacer mis mezclas y recetas y estoy volviendo a compartirlas y no he usado el horno
ni
una
sola
vez.
Me compré sin darme cuenta la idea de que faltaba algo para poder hacer algo que me hace feliz hacer. Y ya que tengo el horno y tengo las ganas, capto que ni necesitaba el horno, solo las ganas y el compromiso de siempre ‘‘hacer lo que puedas con lo que tengas’’. ¿Cuál es el horno de tu vida y qué podrías dejar de esperar para empezar a acercarte, sin desesperarte a lo que quieres?