Un espresso, un americano y un latte
Métodos para mantenerte relajado, creativo y en movimiento fluído
Hola,
Si esta es la primera vez que recibes ‘‘Un espresso, un americano y un latte’’ te explico que es. Por si no te habías dado cuenta, me tomo la vida en cafés. Son mi momento de pausa, concentración y desconexión. Cada taza sabe diferente, varían las notas, la región, la temperatura y la lección que contienen.
Dependiendo de mi humor, pido un latte o un americano. Los lattes saben a un abrazo prolongado, los americanos saben a determinación y los espressos saben a un empujón hacia una acción.
En estos mails te comparto tres cafés, cada uno con su idea, cada cual con su potencia.
Hoy me desperté en total sentido de alarma. Mi checkout del airbnb era a las 11:00 AM y me enteré de esto a las 11:06. Me bañé, empaqué y salí de ese departamento como si se estuviera quemando. Lo que se estaba quemando era mi dinero, que te cobran $75 dólares por salir tarde. Mi día empezó con el pie derecho. Y luego me lo torcí.
Escribí en la cama y publiqué un escrito en coffuelled. El sentimiento de escribir así es terapéutico. Es lo contrario de juzgarte por sentir. Es meterte a un sentimiento y revolcarte en el, vivirlo por completo y salir agradecido de haberlo sentido. Escribir a partir de una situación que está cargada emocionalmente, es como transferirle la carga y dejarla en el escrito. Es como bajar de peso en el sistema emocional. Sentir, escribir, soltar, quedarse livianito. Qué rico.
Aparte si hay un buen lugar para ser dramáticos sin crear drama es en el arte, en la escritura y en la música.
Al pasar el día y bajarme de la amenazante ola de estrés en la que me subí en la mañana, regresé al proyecto en el que estoy trabajando. Llevo 26 ilustraciones de 88 y 9 textos de 44.
Parte de hacer las cosas diferente incluye escoger maneras de responder a las situaciones personales complicadas a las que te enfrentas, de la mejor manera posible. Todos tenemos mecanismos fáciles y mecanismos que funcionan. El que funciona es difícil de escoger pero es el que te regresa a sentir la vida más fácil.
Honestamente no tengo tiempo que perder estos días. Estoy en deadlines las cuales prefiero bautizar lifelines porque delimitar un proyecto a una fecha en la que tiene que suceder, es irle dando lugar para que cobre vida.
Ahí te va mi receta mágica para calmar la mente cuando va rápido y en mala dirección. Parte de lo importante de tener un mecanismo que te funcione en este tipo de situaciones es que sabes navegarlas sin sobre identificarte con ellas. No eres una persona ansiosa, estás transitando ansiedad. No eres una persona estresada y overthinker, estás pasando por un periodo de eso. Todas estas cosas se pueden trabajar, transformar y disminuir la frecuencia en la que las experimentas. Te prometo que ahora las noto cuando pasan porque ya las veo distantes. Hace años consideraba esto mi ‘‘normal’’. Si hoy tu normal es así, que sepas que no tiene que serlo.
Por ahora te comparto la lista de los pasos que hago, la puedes tener a la mano para la siguiente vez que estés en un momento de estrés:
1- Suelta el celular (sobre todo redes sociales) por los próximos 30 minutos. Si tu cabeza ya está teniendo demasiados pensamientos, mientras menos estimulación extra tengas, mejor. Usar el celular para distraernos de lo que estamos pensando o lo que está pasando, no lo quita, sólo lo pospone. Y la incomodidad perdura durante el día. Hagas lo que hagas. La mejor manera de encontrar silencio es dejar de sumarle al ruido.
2- Salte a caminar y a tomar aire, si tienes naturaleza cerca es la mejor opción. Hasta te podrías quitar los calcetines y hacer grounding. Mover tu cuerpo ayuda a sacudir los pensamientos y ver naturaleza ayuda a resetear el chip mental. También puedes estirar o hacer algunos movimientos sencillos de yoga o pilates. Cualquier movimiento que te conecte con tu cuerpo te va a ayudar a salirte de tu cabeza. Puedes poner música relajante para este momento.
3- Escribir. Nuestra herramienta hermana. Porque siempre está ahí y lo único que pide es que te sientes ahí. QUe le cuentes qué pasa, qué piensas, qué sientes. Eventualmente la cabeza se adapta al ritmo de la mano y empezamos a sentirnos más tranquilos y a agarrar perspectiva sobre lo que estaba pasando inicialmente.
Y así, de pronto vuelves a estar bien. Espero esto te acompañe y te sirva. En el orden que se haría en la vida, lo hacemos en esta carta. Ahora sí es hora de tomarnos el café. El que quieras de los tres:
El espresso:
SI TE CONVIERTES Y ERES COMO LAS PERSONAS CON LAS QUE MÁS CONVIVES, ¿EN QUÉ MOMENTO CONVIVES CONTIGO PARA SER COMO TÚ?
BOOOOOOOM! Esto lo escuchamos todo el tiempo ‘‘te conviertes como las personas con las que más te juntas’’. Y es verdad, adoptamos costumbres, manerismos y creencias de las personas con las que más convivimos. Nuestra idea de lo que es normal y esperado hacer tiene que ver con lo que ellos hacen y lo que nos permitimos hacer frente a ellos. Pueden compartir algún gusto por la música, deseos de soñar grande y creencias/prácticas espirituales.
Pero en cuanto a lo personal, lo creativo y lo único, eso también se aprende a través de la convivencia. La convivencia contigo. Pasar tiempo contigo para saber a donde se va tu cabeza cuando no hay quien la guíe. Qué te da curiosidad si no hay alguien más rebotándote un tema. Y qué te gustaría hacer, probar, explorar que no conoces a alguien que lo haga. Si uno de tus intereses es ser más auténtico, eso viene a raíz de conocerte mejor. Haz tiempo y cultiva espacios para hacerlo. Que se te pegue ser tú.
Que conozcas quien eres cuando nadie te ve y así puedas decidir qué quieres exponer. Que ser tú no dependa de ver a alguien más siendo eso que quisieras probar, ser, decir, hacer. Que tu grupo de personas frecuente puede ser una combinación de personas que se conocen, se expresan y son a partir de ahí. Que lo que compartan sea el permiso de ser cada quien quién es y eso incluya tú sabiendo que gustos, necesidades y caminos son únicos para ti.
Pasa tiempo conviviendo contigo. Escúchate y cúmplete. No te distraigas, no te contraigas. Viniste a ser quien eres cuando no dudas de ti. Y esa versión la conoces al convivir contigo.