Los tiempos de espera, desesperan.
Sobre todo si no hay evidencia de que lo que se espera llegará.
El cansancio mental, el hacerte burbujas de fé y luego verlas reventarse.
Vivir en constante espera es vivir ignorando que así como queremos que algo cambie a futuro, se puede cambiar en el presente la manera en la que se espera.