Irse de vacaciones deja de ser lo que representa cuando te gusta el lugar del que te vas. Me tomé unas vacaciones físicas y de este espacio y estas cartas. Y déjame decirte que no fueron voluntarias, ni tan placenteras. Desconectarse de lo que uno más ama y disfruta y en lo que se siente conectado con lo que le importa, no se siente como descanso, se siente como escape.
Escaparse de lo que nos centra y en lo que cuesta presentarse, pero nos premia con una satisfacción que se siente como beso en la frente, no se siente como un respiro. Y así son las vacaciones también. Uno sabe cuando viaja con alegría de llegar a donde va o con desespero de irse de donde está.
Ser nómada se sentía tan natural que apenas ahora que llevo seis meses en el mismo departamento puedo notar cómo funciona mi chip de estabilidad y de escape.
El nomadismo es adictivo. Irse, siempre posa la oportunidad de cambiar algo y volver renovado. Habiendo movido tus piezas sin testigos, sin presiones y regresar consciente de que estén bien asentadas en su lugar al regresar a tu normalidad. Irse, también permite no adaptarse demasiado a rutinas o estilos de vida que no quisiéramos a largo plazo. Irse antes de normalizar. Y aunque soy la primera partidaria de la exploración, ¿por qué coqueteamos tanto con vidas que no tomaríamos orgullosamente por nuestras? ¿por qué haríamos cosas que nos alejen de lo nuestro para terminar cansados deseando volver con urgencia?
Volver a escribir aquí, volver a pintar, volver, volver, volver. Cuando nos sentimos un poco perdidos preguntamos cómo podemos volver a nosotros. Y no creo que se trate de volver. Se trata de ejercer la esencia independientemente de lo que cambie. De encontrar lo que te mantiene conectado a ti y ejercerlo diario.
La vida se mueve muy rápido y no somos quienes éramos hace un año, ni hace un mes. Lo vivido cambia cómo vivimos, qué buscamos y qué necesitamos. Ese irse es consecuencia de que algo cambió en el lugar en donde estábamos. Y el no saber cómo procesarlo.
Me gusta pensar que hay en nosotros unos hilos suficientemente gruesos que atan nuestra consciencia al centro de nuestro corazón y nuestra esencia y que nunca estamos demasiado lejos.
Escribí un poco de eso esta semana:
Hay en todos un hilo De la consciencia al corazón Que nos permite explorar, conocer y desconocernos Y que cuando nos vamos muy lejos, aprieta, ahorca y hace clara la necesidad de regresar a ese espacio interno Uno nunca quiere volver a donde sabe que entrará cabizbajo Por eso la compasión y la ternura tienen que ser las primeras en recibirnos en el regreso a casa Darnos espacio para perdonarnos, para re conocernos, para agradecer haber conocido cosas nuevas y haber vuelto a elegir la suerte de siempre haber tenido las mejores tan cerca La esencia siempre sabe cuando jalarnos de regreso y una la desesperación de la desconexión es tan solo una invitación a regresar a hacia uno mismo Donde hay compasión, hay espacio para entendimiento y siempre habrán ganas de volver a donde nos sentimos queridos al estar Que ese espacio interno siempre sea el primero.
Ejercer la esencia es hacer cosas que expresan lo que sabes que eres y lo que se siente bien ser. Somos lo que actuamos y lo que estamos siendo, no lo que creemos de manera idealista ser. Somos a través de las palabras que usamos, los amigos que mantenemos, la manera en la expresamos lo que estamos experimentando emocionalmente.
Y empiezo a creer que los escapes tienen todo que ver con no aceptar la experiencia emocional que estamos teniendo. Si nos acompañáramos en cada transición, por más incómoda que sea y nos diéramos espacio para sentir y procesar, tal vez no habría nada de que escaparse. Y estos cansancios emocionales de sentir que te alejaste de ti, dejarían de ser parte de tu experiencia. Todo lo que nos pasa es gasolina creativa, creativa de manera artística o creativa de saber que toca transformar algo en nuestro interior y nuestra manera de operar.
Al final, lo más valioso a crear viene desde la verdad y habrá que empezar por aceptar la nuestra, la que sea que hoy sea. La escritura vuelve a ser, ese espacio compasivo y receptivo donde nos podemos derretir para volver a formarnos con todo lo que ha cambiado y con la valentía de saber verlo e integrarlo.
Recordemos la escritura y nunca dejemos de darnos el tiempo de leernos, para volvernos a escribir.
-Marguga
Siempre es un placer leerte, gracias ❤️🩹
Gracias Marguga. Extrañaba mucho tus cartas.
Directo al 🫀